Teoría de la evolución: esto es lo que Darwin no sabía

Desde que se publicó la teoría de la evolución en 1859, la ciencia no ha dejado de hacer descubrimientos. Ahora, estos nuevos descubrimientos no sólo concuerdan con las ideas de Darwin, sino que además ayudan a que su teoría evolucione. He aquí algunas explicaciones, en forma de homenaje al hombre que hizo coherente, racional y pensable la historia de la vida, con motivo del Día Internacional de Charles Darwin.

«Nada carece de sentido en biología, excepto a la luz de la evolución», dijo el biólogo ruso Theodosius Dobzhansky en 1975. Es un resumen de su pensamiento que Charles Darwin no habría desaprobado, pues demostró, hace más de 150 años, que la historia de la vida se rige por dos principios simples, universales y complementarios: la descendencia con modificación y la selección natural.

Con la publicación de El origen de las especies en 1859, el naturalista británico dio un vuelco a la visión del mundo. Antes de él, el mundo era creacionista; todos los seres habían sido diseñados tal cual 10.000 años antes por un Creador. Después de él, ya no estaban fijados en mármol divino, sino que cambiaban con el tiempo, acumulando diferencias que se ordenaban por selección natural. Los seres vivos tienen, pues, una historia que este marco teórico permite comprender de repente. Y por fin se hace posible el estudio científico de la vida, libre de presupuestos religiosos, filosóficos o ideológicos.

Todas las especies tienen un antepasado común

Esta es la idea fuerza de Darwin. Acumulando observaciones que ponían de manifiesto el parentesco entre las especies, dibujó un árbol genealógico de la vida enraizado en un pasado lejano. Si los fósiles conservados en las capas geológicas nos hacen creer que las especies aparecen de repente, es simplemente porque las series fósiles están incompletas. Esta afirmación está mal vista en una época en la que Dios es el originador de todo y a los humanos les incomoda estar emparentados con los simios… Lo que Darwin presentó como su «teoría del ancestro común» se considera hoy un hecho indiscutible.

La selección natural favorece las formas mejor adaptadas

La idea se inspiró en el pensamiento del economista británico Thomas Malthus, preocupado porque la población crecía más deprisa que los recursos. Esto es lo que Darwin extrajo de ella: «Nacen tantos individuos de cada especie como los que pueden sobrevivir; este ser es, pues, el objeto de la selección natural. En virtud del poderoso principio de la herencia, toda variedad objeto de selección tenderá a propagar su nueva forma modificada.